Mercedes Gutiérrez-Moyano Zimmermann
Somos grandes pensadores. Pasamos muchas horas de nuestra vida pensando. Nuestras creencias sustentan y determinan nuestros pensamientos. Pensamos en cosas nimias, superfluas, importantes, etc. Pensamos en el presente, en el pasado, en el futuro. Pueden ser nuestros aliados o nuestros peores enemigos. Podemos generar pensamientos realistas, racionales, pero también algunos irracionales, absolutistas, absurdos, catastrofistas. Y estos íntimos pensamientos automáticos, los creemos firmemente. Pero los pensamientos, son lo que son, pen-sa-mien-tos. No los confundamos con hechos.
Nuestros monólogos interiores pueden beneficiarnos si nos facilitan, o consiguen encaminarnos hacia el logro de objetivos, a solucionar problemas, a enfrentarnos con lo que nos ocurre en nuestro día a día. Pero pueden ser impedimentos, obstáculos que nos limitan, perjudican o nos apartan de nuestras metas.
¿Conocemos esos monólogos? ¿Nos hemos parado a escucharnos? Cuando alguien allegado a nosotros tiene un problema, está triste, temeroso, enfadado, preocupado, salen de nuestra boca frases de alivio, de ayuda, de ánimo para disminuir la intensidad de sus emociones. Intentamos proporcionar otro enfoque e incrementar su valor, su coraje, su acción. ¿Usamos estas mismas frases o parecidas con nosotros mismos?
¿Empleamos un lenguaje realista con nosotros mismos? ¿Nos hablamos utilizando el Yo, el Tú o el Nosotros?
Es útil y práctico conocer mejor nuestro lenguaje interno. Así que manos a la obra. Intentemos recordar alguna situación problemática a la que nos hayamos enfrentado recientemente. Contesta a las siguientes preguntas anotando sus respuestas:
¿Mis pensamientos me permitieron arrancar o me frenaron?
¿Me anticipé pensando en lo peor que podría suceder?
¿Me fié de esos pensamientos?
¿Comprobé la efectividad de los pensamientos?
Si fuera su mejor amigo, ¿le habría dicho lo mismo?
¿Mi amigo me hubiera dicho lo mismo que me dije yo?
¿Mis pensamientos coincidieron con lo que pasó en realidad?
Como dijo Albert Ellis “Toda persona tiene capacidad para cambiarse a sí misma”
Podemos cambiar, pero, ¿queremos cambiar? ¿Sabemos gestionar emociones indeseadas, desagradables, como el miedo, la tristeza, la ira, los celos? A menudo suele ser difícil pero podemos grabarnos o apuntar con celeridad todos los pensamientos que fluyen en nuestra mente. Al escucharlos o leerlos, podremos identificar cuáles son los menos productivos, los más negativos, los que más nos limitan.
¿Son éstos pensamientos los que le diría a un amigo? Si es así, enhorabuena. Pero si la respuesta es negativa intentemos sustituirlos por otros más realistas, resolutivos. No es tarea fácil, pero podemos empezar. Seamos nuestros mejores amigos modificando nuestro lenguaje interior. No se trata de engañarnos, ni de pensar algo que no creamos. Intentemos ser benévolos, amables, menos exigentes, menos agoreros y más realistas.
Estamos a tiempo y merece la pena.

Deja una respuesta